lunes, 25 de agosto de 2014

Bhopal: el riesgo para el tercer mundo


1984 - œA sá¢álo quince dá¡áas de la tragedia que sumiá¢á a Má‚áxico en
una de las catá ástrofes mayores de su historia al hacer explosiá¢án
una fá ábrica distribuidora de gas, causando centenares de muertos
en el barrio San Juan Ipiztlanhuaca, el dolor volviá¢á a golpear a
la India cuando una de las fá ábricas que la ”Uniá¢án Carbide• tiene en
Bhopal dejá¢á escapar una nube de gas venenoso, causando la muerte
de má ás de dos mil personas. Bhopal, ciudad india del estado de
Madhya Pradesh, cuenta con unos 385 000 habitantes y fue declarada
zona catastrá¢áfica por el gobierno central de Nueva Delhi. La
habitual repeticiá¢án de este tipo de fená¢ámenos en lugares que los
consorcios internacionales eligen por razones de tipo fiscal o,
peor que eso, para alejar de sus respectivas metrá¢ápolis el riesgo
de contaminaciá¢án, constituye un peligro real para el tercer
mundo. Los planes de inversiones, que en el caso de las multina­cionales son totalmente recuperados, relanzan de alguna manera la
economá¡áa decaá¡áda de los paá¡áses subdesarrollados, pero pone en
peligro los biotopos en los que asientan sus plantas. En el caso
especá¡áfico de Bhopal las autoridades locales vená¡áan cuestionando
la existencia de la fá ábrica desde hacá¡áa mucho tiempo. La ”Uniá¢án
Carbide• se hizo responsable del accidente, aunque debiá¢á comenzar
un proceso internacional en los Estados Unidos para conocer el
monto de las compensaciones que deberá á pagar a los afectados, a
las familias de los muertos y a los propietarios de cultivos y
animales que resultaron involucrados en la tragedia.
Todavá¡áa se padecá¡áan las secuelas de la nube de dioxina que el
complejo quá¡ámico ICMESA lanzá¢á a la atmá¢ásfera el 24 de julio de
1976 en la localidad italiana de Seveso, cuando esta nueva desgracia
puso al dá¡áa la amenaza que pende en general sobre todos los
paá¡áses que se ven obligados a acoger industrias peligrosas porque
de ello dependen sus economá¡áas. Si la ecologá¡áa está á siendo menos­preciada por la fiebre de producciá¢án en casi todas las partes del
mundo, no respetando las industrias las má ás elementales medidas
de seguridad, es en el tercer mundo donde ese desprecio se percibe
con má ás agudeza.

”La tragedia se ceba en las poblaciones má ás desamparadas•

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