lunes, 25 de agosto de 2014

Contra el equilibrio del terror


Europa, 1984 - œLos euromisiles empiezan a desplegarse por todo
el continente europeo. Los de Europa occidental se llaman ”Pershing
2•, tienen un alcance de 1 600 kilá¢ámetros y una cabeza nuclear de
250 kilotones cada uno, siendo su margen de error sobre el objetivo
de 32 metros, aunque su alcance destructivo es incalculable. A
á‚ástos se aá¤áaden los ”Tomahawk•, de parecidas caracterá¡ásticas. En
Europa oriental, para no ser menos, se instalan 243 misiles
nucleares SS-20, que no dejan a la zaga en poder destructivo a
sus hermanos del otro bloque. Entre unos y otros ayudados por los
misiles britá ánicos y franceses, podá¡áan transformar a Europa en un
erial en tan sá¢álo 20 minutos. Y todo este poder destructivo ha
sido desplegado con "enorme satisfacciá¢án, aunque no optimismo"
segá£án el mando de la OTAN, y "para que no se quiebre el principio
de paridad estratá‚ágica, que pondrá¡áa en peligro la paz", segá£án los
dirigentes del pacto de Varsovia. Porque de un lado y de otro se
está á de acuerdo en que el á£ánico má‚átodo para mantener la paz es
aumentar el riesgo de catá ástrofe nuclear. Y en esta guerra a dos
bandas, es Europa quien asume mayores riesgos sin conseguir con
ello mayor seguridad, ya que tal despliegue de misiles por ambos
bandos indica claramente que una hipotá‚ática y cada vez má ás probable
guerra nuclear se circunscribirá¡áa solamente al viejo continente.
Pero eso no es todo: los distintos planes proyectan tambiá‚án
llevar la guerra al cielo. Con todo ello, la mutua destrucciá¢án
queda asegurada, y el equilibrio del terror que ello conlleva
aleja la posibilidad de la guerra, segá£án las grandes potencias.
Sin embargo, mucha gente no lo ve asá¡á. En los distintos paá¡áses
donde las armas mortales van a ser desplegadas, se han movilizado
grandes sectores de poblaciá¢án, y, con ellos, el movimiento pacifista
vuelve a renacer. En toda Europa occidental se suceden las protestas.
Manifestaciones multitudinarias, cortes de carretera, encadenamientos,
simulacros de efectos de una posible guerra nuclear, informes,
denuncias... son las humanas armas desplegadas por los civiles,
los principales afectados, en caso de conflicto, contra el equilibrio
de terror que se quiere imponer por doquier. Las manifestaciones
adquieren a veces un tinte violento, pero nada detendrá á a los
mandatarios de la Otan en su idea. En Espaá¤áa, mientras tanto, la
amenaza de una prá¢áxima integraciá¢án en tan terrorá¡áfico equilibrio,
empieza a movilizar a las masas.

”Tallinn (Estonia): manifestaciá¢án por la paz entre el este y el oeste•

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