viernes, 22 de agosto de 2014
Huelga general revolucionaria
Espaá¤áa, 19.8.1917 - œTras siete dá¡áas
de gran tensiá¢án, fina¬liza la primera
huelga general revolu¬cionaria de Espaá¤áa. Iniciada el dá¡áa 13 de Agosto y
tras violentos choques entre huelguistas y fuerzas del orden pá£áblico, la
huelga es sofocada por el ejá‚árcito seis
dá¡áas má ás tarde.
Las aspi¬raciones de reforma polá¡ática
salen perdiendo, debido a la ac¬tuaciá¢án
del gobierno de Eduardo Dato. El objetivo de á‚áste era atajar por to¬dos los
medios una posible alianza de burguesá¡áa, ejá‚árcito y obreros. Con este fin
el gobierno provoca el estallido de
la huelga general cuando aá£án no es¬taba
madura, involucrando al ejá‚árcito en
la represiá¢án de la huelga y haciendo
temer a la bur¬guesá¡áa una posible revolu¬ciá¢án. El detonante de la huelga es
la inhi¬biciá¢án del gobierno en el conflicto ferroviario de la Compaá¤áááa del
Norte, provocado por la negativa de
la empresa a readmitir a los trabajadores despe¬didos por la huelga del 19
de julio en Valencia. La Federaciá¢án
Nacional de Ferroviarios decide entonces la hu¬elga, son rá ápidamente secundados por la CNT y la UGT y se forma
el comitá‚á de huelga por miembros de
la direcciá¢án de UGT. En el documento
que se redacta para convocar a la huelga a todos los obreros de Espaá¤áa,
se recomienda viva¬mente que no se haga
uso de la viole¬ncia má ás que en caso
de legá¡átima defen¬sa.
A pesar de su fracaso, la huelga general demuestra el gran poder de convocatoria de las organizaciones obreras,
pero tambiá‚án pone de relieve que la
clase obrera espaá¤áola no está á preparada
para imitar la revoluciá¢án rusa. A su
fracaso contribuye, ademá ás de la astucia de Dato, otros factores. Aunque
la huelga es ampliamente secundada en
Madrid, Barcelona, Vizcaya, Guipá£ázcoa,
Astu¬rias, Zaragoza, la zona de Yecla
y Vi¬llena, y las cuencas mineras de
Lina¬res, la Carolina y Rio Tinto, no
se logra el objetivo de movilizar aÜj Ü los obreros de todo el paá¡ás. Por otra
parte, el dá¡áa 14 es detenido en Madrid
el comitá‚á de huelga, siendo encarcelado
en prisiones militares. Este hecho hace
que la direcciá¢án recaiga en un comitá‚á
suplente que no acierta a coordinar
las acciones de la UGT y de la CNT,
cuyas visiones de la huelga, pacá¡áfica
para la primera, revolucionaria para
la segunda, son muy distintas. A esto
se une la labor represiva del ejá‚árcito,
que logra impedir toda connivencia entre los huelguistas. El balance es de
71 muertos, unos 150 heridos y má ás de
2 000 detenciones.
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