lunes, 25 de agosto de 2014

La ruina de los países subdesarrollados: continúa la dependencia económica


En 1984 se celebrá¢á en Cartagena de Indias (Colombia) una reuniá¢án
Sur-Sur, en un intento de clarificar las posiciones del Tercer
Mundo frente a las injerencias del Norte, siguiendo las pautas de
la conferencia de Nueva Delhi (1983) de los paá¡áses no alineados.
Esta, como otras posteriores, no ha podido hallar una soluciá¢án
viable al endeudamiento constante y acelerado del Tercer Mundo.
Hay algunas razones importantes para que estos paá¡áses del Tercer
Mundo no logren salir de su mala situaciá¢án econá¢ámica, a pesar de
que en la crisis del petrá¢áleo algunos de ellos pusieron en grave
situaciá¢án a las potencias industrializadas. Los obstá áculos principales
que impiden su desarrollo son el demográ áfico, ya que el ritmo de
crecimiento de la poblaciá¢án, entre 2,6-2,7 %, absorbe buena parte
de las inversiones; el obstá áculo tá‚ácnico, ya que tienen dificultades
para el acceso a la tecnologá¡áa y para disponer de la infraestructura
que exige una instalaciá¢án costosa; el bajo coste de los transportes,
que supone una tragedia para las naciones rezagadas en su indus­trializaciá¢án, al permitir trasladar artá¡áculos entre los paá¡áses
con costes muy bajos, lo que puede inducir en la agricultura a
cultivos para la exportaciá¢án, olvidando los de la subsistencia, o
en la minerá¡áa, convertirse en mera extractora sin proceder a la
instalaciá¢án de una industria de transformaciá¢án. Tambiá‚án influye
en su retraso el alto coste de las inversiones industriales, el
á‚áxodo de cerebros, o las actitudes de imitaciá¢án, que estimulan el
consumo en detrimento del ahorro. Y, evidentemente, los intereses
de las naciones industrializadas, interesadas en conservar proveedores
de materias primas baratas.
La deuda del Tercer Mundo constituye una hipoteca imposible de
levantar. Segá£án fuentes del Fondo Monetario Internacional, la
deuda externa de los paá¡áses en vá¡áas de desarrollo se eleva en
1986 (en miles de millones de dá¢álares) a un total de 943,1. Las
cifras, como siempre, dará án una idea de la evoluciá¢án de la deuda
de los paá¡áses en desarrollo, de su magnitud y de la evidente
carga y dependencia que crean a estos paá¡áses respecto a los
paá¡áses industrializados (FMI, ”World Economic Outlook•, abril 1986):

                                                                  1982       1984      1986
Deuda externa (fin de perá¡áodo)        ___________________________
(miles de millones de dá¢álares)

                     Deuda a corto plazo..............158,0      132,7     117,6
                Deuda a medio y largo plazo......593,6      707,9     825,5
                           Deuda total......................751,6      840,7     825,5
                 Reservas internacionales ........104,8      132,2     146,8
                   Endeudamiento neto...............646,8      708,5     796,3

El á£áltimo asalto, el futuro: el deseo de no pagar


œEl problema de la deuda externa de los paá¡áses en desarrollo se ha
convertido en preocupaciá¢án de primera magnitud, no sá¢álo para los
propios interesados, sino para el resto de paá¡áses. De momento,
las actuaciones se reducen a la renegociaciá¢án de la deuda y a la
firma de acuerdos entre los paá¡áses adectados y el Fondo Monetario
Internacional, para aplicar programas de ajuste econá¢ámico y
recibir financiaciá¢án del FMI. Estas imposiciones constituyen una
carta de garantá¡áa exigida por los bancos para segurarse de que
los gobiernos siguen polá¡áticas econá¢ámicas que reducen los desequi­librios bá ásicos de las economá¡áas de sus paá¡áses.

Esta actitud tiene, sin embargo, su punto principal de discusiá¢án
en la Amá‚árica Latina. En su mayorá¡áa dependientes de deudas dejadas
por regá¡ámenes dictatoriales, las democracias latinoamericanas han
encontrado en el presidente peruano Alan Garcá¡áa un portavoz
contestatario. Partidario de medidas extremas para solucionar las
crisis de los paá¡áses endeudados, como la posible falta de pago de
los crá‚áditos concedidos, a mediados de 1985 el gobierno peruano
anunciá¢á su intenciá¢án de renegociar directamente con la banca
internacional, sin mediaciá¢án del FMI, y destinar al pago del
servicio de su deuda externa el 10 % de los ingresos que el paá¡ás
obtiene de sus exportaciones. Como se afirma en Latinoamá‚árica y
en los paá¡áses del Tercer Mundo esquilmados por las potencias
industriales, no es justo hacer pagar a las democracias los
gastos de unas dictaduras fomentadas y apoyadas por las grandes
potencias.

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